lunes, 20 de febrero de 2012

SALVANDO EL BALONCESTO

Leyendo hoy el facebook de Willy Tisaire, señalaba este artículo de Vicente Salaner. Yo llevo tiempo diciendo que me encanta la propuesta baloncestística de Pablo Laso en el Madrid, y desde luego no peco precisamente de madridista, ni de barcelonista claro está. Pero sí, es el baloncesto que siempre me ha gustado y Rubén por ejemplo os lo puede confirmar. Os copio este magnífico artículo.

VICENTE SALANER

En el mundo del vino, el gurú Robert Parker cambió el estilo tradicional hacia tintos más oscuros, potentes, con mucho roble. La iconoclasta escritora neoyorquina Alice Feiring lideró la batalla por el regreso a las esencias, a los vinos más naturales y amables, con un libro titulado Cómo salvé al mundo de la parkerización.

¿Podrá un día jactarse Pablo Laso de haber salvado al baloncesto de la maljkovización, del estilo lento y machacón -baloncesto-control según unos, tostón-bol según el periodista Martín Tello- que el técnico Boza Maljkovic impuso en Europa en los años 90? Sí, éste obtuvo muchos títulos, pero aburriendo cada día más al gran público, a los aficionados que buscan dinamismo, velocidad y espectáculo en el deporte colectivo más dinámico, veloz y espectacular que se ha inventado. Es quizá pronto para asegurar que ya está conseguido, pero en el Palau Sant Jordi ha empezado el gran retorno. Se tambalean las verdades teologales del tostón.

Decía uno en broma antes de la final que, de ganarla, el Real Madrid habría de hacer ofrenda de la Copa no sólo a la virgen de la Almudena, sino a las de Fátima y Lourdes. Tan grande ha sido el dominio del Barça en las últimas temporadas. Mientras, el Madrid se debatía en crisis constantes e iniciaba este curso, en el que ha sufrido varias derrotas de las que escuecen, con entrenador nuevo e inexperto y plantilla de mucho potencial ofensivo pero blanda, por físico y por actitud, en defensa.

Pues bien, al final no han hecho falta milagros, sino una fórmula que Laso se guardaba: seguir atacando de manera fulgurante, como el Madrid, pero defender con la concentración, dureza y coordinación del Barcelona.

Es, claro está, una fórmula casi imbatible. Los exégetas del baloncesto-control, como el comentarista de TVE Rafa Vecina, se aferran a ese dicho insulso según el cual «los ataques ganan partidos, pero las defensas ganan títulos», cuando no hay dicotomía alguna: como los más grandes campeones de la NBA o la mejor selección de España han demostrado ampliamente, lo mejor es construir un ataque ultrarrápido a partir de una defensa intransigente. Ésa fue la esencia de los Boston Celtics históricos, del Real Madrid de Pedro Ferrándiz y de Lolo Sainz.

Lo difícil, lo que parecía sobrehumano (y de hecho resultó imposible contra el Gescrap, el Estudiantes, el Montepaschi, no olvidemos...), era que este Madrid inconstante, que va de lo explosivo a lo apático, lo lograse en una final ante el Barça.

Pero este Barça muestra algún signo de desgaste. Y Laso resolvió el problema, por una parte, reduciendo significativamente los minutos de sus defensores más endebles (Ante Tomic 13, Sergio Rodríguez 7); por otra, castigando sin cesar en el poste bajo durante la primera parte y, cuando el Barcelona se puso al fin duro atrás en la segunda, y amenazaba recuperación con Juan Carlos Navarro y Erazem Lorbek, golpeando desde fuera con el inspirado Jaycee Carroll. Pese a la enorme diferencia en tiros libres (30-9 para el Barça), no hubo color.

Vuelve el baloncesto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario